No lo puedo explicar, pero cada vez que estoy cerca de ti suceden cosas maravillosas, esa sensación de bienestar me invade y hace renacer en mi la ilusión de vivir, de disfrutar los años que me quedan de vida, no se cuantos serán, pero si tengo la certeza de lo lindo que resultarán.
Hoy volví a aspirar ese aroma que emana de ti, esa fragancia que convierte el aire en uno de los elementos indispensables para mantener el oxígeno en mis pulmones y con ello el latir, muchas veces desbocado de mi corazón, el cual te pertenece no sé desde cuándo.
Esa voz tan melodiosa que me parece el repiquetear de las campanas o bien el canto de las aves, esos pajarillos hermosos que cada mañana se asoman por mi ventana para despertarme y anunciar otro bello día que me regala el Señor.
O bien, ese toque apenas perceptible del saludo, pero que me hace sentir el calor de tu cuerpo, el estremecimiento que me produce, como si fuera yo un adolescente, que todavía se ruboriza ante el contacto físico de una hermosa mujer.
Y que decir de tu sonrisa, esa que es capaz de iluminar al mismo sol y que convierte cualquier tristeza o pesar en alegría, porque tiene la chispa suficiente para iniciar incluso una estela que sólo se compara a la del Kohutek.
La verdad es que con tantas cosas tuyas, no puedo negar lo evidente, eres toda una reina y te mereces lo mejor de esta vida y qué más quisiera, ser parte de ti.
domingo, octubre 17, 2004
miércoles, octubre 06, 2004
Mi maestra favorita
Siempre rehusé ir a la escuela,
hasta conocerte a ti como maestra,
pues convertí en rutina diestra,
cátedras que imparte esa mozuela.
Sapiencia total muestras, hermosa,
esa clase impartes con maestría,
impaciente estoy día tras día,
que la semana termine, ¡ah que cosa!.
Eres la maestra que enamora,
eres la mujer que me cautiva
a tus pies se pone esta mi vida
prodigo a ti mi alma toda
Dolores oprimen en mi pecho,
no te veré en varios días
por eso disfruto tu alegría,
miércoles que se hace tan estrecho.
Ahora mismo confieso mis amores,
me atrevo a pedirte correspondas
y te ruego amada mía no escondas,
ese amor que se iguala a las flores
Si me dices que si, cautivo estoy
por siempre atado a tus amores,
dichoso por gozar de tus favores
y dispuesto a decir contigo voy.
hasta conocerte a ti como maestra,
pues convertí en rutina diestra,
cátedras que imparte esa mozuela.
Sapiencia total muestras, hermosa,
esa clase impartes con maestría,
impaciente estoy día tras día,
que la semana termine, ¡ah que cosa!.
Eres la maestra que enamora,
eres la mujer que me cautiva
a tus pies se pone esta mi vida
prodigo a ti mi alma toda
Dolores oprimen en mi pecho,
no te veré en varios días
por eso disfruto tu alegría,
miércoles que se hace tan estrecho.
Ahora mismo confieso mis amores,
me atrevo a pedirte correspondas
y te ruego amada mía no escondas,
ese amor que se iguala a las flores
Si me dices que si, cautivo estoy
por siempre atado a tus amores,
dichoso por gozar de tus favores
y dispuesto a decir contigo voy.
Mil azaleas
Mil azaleas adornan mis jardines,
me regalan su aroma en las mañanas;
hacen de mi vida mil festines
y escuchó el tañer de las campanas.
Esas flores alegran mis sentidos,
pues mis ojos se avivan de colores,
y en mis manos plenamente apercibidos
los delietes de contar con tus amores
Azaleas son mi vida y mi retozo
en ellas ya disfruto sus venturas
y tu nombre me otorga ese gozo,
bella canción en dulce partitura.
Azalea es también mi fantasía,
más que una flor, ahora es una musa,
que en todo esplendor y pleitesía
daría la vida en adoración profusa.
Tan sólo que lo digas y tu esclavo
seré por siempre, amada mía,
te prodiguen mis caricias el halago
y mis labios se embelecen cada día.
me regalan su aroma en las mañanas;
hacen de mi vida mil festines
y escuchó el tañer de las campanas.
Esas flores alegran mis sentidos,
pues mis ojos se avivan de colores,
y en mis manos plenamente apercibidos
los delietes de contar con tus amores
Azaleas son mi vida y mi retozo
en ellas ya disfruto sus venturas
y tu nombre me otorga ese gozo,
bella canción en dulce partitura.
Azalea es también mi fantasía,
más que una flor, ahora es una musa,
que en todo esplendor y pleitesía
daría la vida en adoración profusa.
Tan sólo que lo digas y tu esclavo
seré por siempre, amada mía,
te prodiguen mis caricias el halago
y mis labios se embelecen cada día.